En este proyecto reciente, hemos transformado un sótano en un espacio funcional y divertido para una familia que buscaba una sala de juegos completa para sus hijos y un área de trabajo para el padre, que disfruta de hacer manualidades. Esta sala se concibió como un lugar de encuentro familiar, donde cada miembro tiene su propio espacio, pero con una armonía visual que lo unifica todo.
La sala de juegos está dividida en zonas específicas que fomentan tanto el juego como el orden. Para ello, se han integrado muebles de almacenaje modulares en toda la pared, ofreciendo cubículos y cestas donde los niños pueden guardar sus juguetes y materiales. Esto facilita la organización y hace que todo esté accesible y a mano. Los muebles tienen una combinación de tonos blancos y madera natural, lo que crea un ambiente limpio y acogedor, perfecto para la creatividad infantil.
Cada uno de los niños tiene su propio espacio personalizado, delimitado sutilmente mediante paneles decorativos y papel pintado temático. En las paredes, el papel pintado presenta un diseño de caballos y barcos, dando un toque temático que refleja los intereses de los niños y aporta un aire lúdico al espacio. Los paneles en roble de listones no solo añaden un elemento estético cálido, sino que también ayudan a dividir visualmente las áreas sin necesidad de paredes, manteniendo una sensación de amplitud y libertad.
En el centro de la sala, se ha dejado una amplia área de juegos alfombrada en tonos vibrantes, como el azul y el verde, para que los niños puedan sentarse, construir con bloques, y jugar libremente. También se han colgado aviones decorativos en el techo, creando una atmósfera que invita a la imaginación y al juego creativo.
Además, hay una zona con equipo de ejercicio como bicicletas estáticas y accesorios, ideal para que los niños puedan moverse y hacer actividad física en un espacio seguro. Esta área se ha ubicado en una esquina, separada del área principal de juegos para que no interfiera con las actividades tranquilas como leer o construir.
En un rincón especial de la sala, hemos diseñado una zona de trabajo adaptada para el padre, quien disfruta realizando proyectos de bricolaje y manualidades. Aquí se instaló un escritorio amplio y funcional, con almacenamiento en la parte inferior y un banco de herramientas colgado en la pared, donde cada herramienta tiene su lugar. Encima del área de trabajo, se colocaron gabinetes para almacenar materiales, mientras que la iluminación colgante asegura una buena visibilidad para sus tareas.
La proximidad de esta zona a la sala de juegos permite que el padre esté cerca de los niños mientras trabaja, promoviendo una atmósfera de convivencia familiar. Además, esta área está separada por una mampara de vidrio que aporta privacidad cuando es necesaria, sin romper la conexión visual con el resto del espacio.
Este proyecto muestra cómo es posible convertir un sótano en desuso en una sala de juegos y trabajo funcional y acogedora. Cada detalle, desde el papel pintado hasta los paneles en madera, se ha pensado para que los miembros de la familia encuentren aquí un espacio cómodo y adaptado a sus actividades. El resultado es una sala que combina funcionalidad y estilo, donde cada miembro tiene un espacio propio y el orden se convierte en parte de la decoración, permitiendo que el sótano cobre vida como un lugar lleno de posibilidades y momentos compartidos.
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