Este proyecto en Tenerife, a pocos pasos del mar, tiene un valor especial para mí porque nació de la confianza de unos clientes repetitivos que ya habían quedado encantados con el primer trabajo que realizamos juntos. Cuando adquirieron esta nueva vivienda no dudaron en volver a contar conmigo, y desde el principio tuve claro que debía mantener esa misma línea de diseño que tanto les había gustado, pero adaptada al carácter de esta casa y a su entorno.
Desde el inicio, trabajé en un hilo conductor que uniera todas las estancias a través de los materiales, los tonos y las texturas, logrando esa continuidad que aporta coherencia y, al mismo tiempo, hace que la vivienda se sienta como un todo armónico.
En el salón con cocina integrada quise potenciar la luz natural, uno de los mayores tesoros de esta vivienda. Las cortinas de lino ligeras permiten que el sol se cuele en el interior y bañe todos los espacios, multiplicando la sensación de amplitud.
Para la paleta de colores elegí una base neutra, en beiges y arenas, que transmitiera calma y que sirviera como telón de fondo para los detalles en azul, inspirados en el mar cercano.
El sofá en tono arena, sencillo pero muy cómodo, lo seleccioné como punto central del salón. Lo acompañé con cojines en azules intensos y estampados costeros, que aportan frescura sin recargar. Justo delante, las mesas de centro circulares, ligeras y funcionales, permiten mantener la fluidez del espacio y aportan dinamismo. La alfombra de fibras naturales fue clave para sumar calidez y reforzar esa conexión con lo orgánico que quería transmitir en todo el proyecto.
La mayoría del mobiliario lo elegí en Kave Home, ya que sus diseños se ajustan muy bien a la estética natural y mediterránea que buscaba. La mesa de televisión, de líneas sencillas, combina blanco y madera, un binomio que me encanta repetir en varios muebles porque aporta equilibrio y serenidad al conjunto.
En el comedor opté por una mesa redonda blanca rodeada de sillas de fibras trenzadas, también de Kave Home. Desde el inicio tenía claro que quería que este espacio transmitiera cercanía y un aire natural, perfecto para reuniones y comidas en un ambiente relajado. La lámpara de techo, con pantalla textil y detalles en rafia, completa la escena aportando una luz cálida y acogedora, que hace de cada encuentro un momento especial.
En la cocina, la continuidad sigue siendo protagonista. Los muebles en blanco y madera clara aportan ligereza y equilibrio visual, mientras que el alicatado en azul con vetas doradas, de Aparici, se convirtió en el verdadero detalle distintivo del espacio. Este acabado, inspirado en la fuerza y frescura del mar, aporta personalidad y conecta de manera directa con la paleta cromática que recorre toda la vivienda. La iluminación bajo los armarios superiores resalta aún más este alicatado, creando un juego de reflejos que da vida a la cocina y genera un ambiente muy agradable tanto de día como de noche.
El dormitorio principal lo diseñé con la intención de que fuese un espacio de descanso total, pero sin perder carácter. El papel pintado con motivos vegetales en tonos suaves se convierte en el punto focal del dormitorio, aportando frescura y personalidad. El cabecero de fibras trenzadas conecta con otros materiales del proyecto y añade textura, reforzando la continuidad estética. Para la ropa de cama opté por tonos neutros combinados con un azul intenso en la manta, creando un contraste elegante que enlaza con la paleta general de la vivienda. Los cojines decorativos, inspirados en paisajes marinos, suman ese guiño mediterráneo que quería mantener presente en cada estancia.
Las mesillas de noche en madera clara, acompañadas de lámparas de diseño sencillo, aportan funcionalidad sin recargar el espacio. A un lado, una butaca de fibras naturales completa la composición con un toque práctico y ligero. La lámpara de techo, en mimbre y de IKEA, proporciona la luz adecuada y refuerza el estilo natural y relajado de la estancia.
En el baño quise arriesgar un poco más y convertirlo en la nota divertida de la vivienda. El suelo en acabado tipo terrazo, en tonos azules y grises, rompe con la neutralidad del resto de la casa y aporta un toque fresco y original.
El mueble suspendido en azul profundo combina muy bien con la grifería dorada, creando un contraste llamativo pero equilibrado. Para dar calidez añadí un revestimiento de madera en espiga detrás del espejo ovalado, que conecta con los tonos naturales presentes en otras estancias. La ducha, con su mampara transparente y el rociador dorado, mantiene un estilo actual y práctico, sin perder personalidad.
En conjunto, esta vivienda resume a la perfección lo que quería conseguir: un hogar que respire luz, frescura y calma. La continuidad en los tonos y materiales no solo ordena el espacio, sino que también transmite armonía y equilibrio.
Para mí, esta casa es un reflejo del entorno que la rodea: el mar, la brisa, la naturaleza de Tenerife.
Mi intención desde el principio fue clara: que cada detalle aportara bienestar y que, al recorrer la vivienda, se sintiera la esencia de vivir cerca del mar. Más que un proyecto de interiorismo, quise crear un espacio con alma, un refugio que invite a desconectar y a vivir cada día de una forma más ligera y serena.