Probablemente este sea uno de los proyectos que he hecho que más me ha gustado, dado el gran cambio que supuso y el bajo presupuesto que disponía. No me canso de mirarlo, me encanta la transformación de esta habitación de matrimonio.
Tengo que decir que cuando la clienta contactó conmigo y me enseñó la habitación, me quedé un poco desconcertada, el estilo que presentaba estaba anclado en el pasado, además de que los muebles estaban muy estropeados. Los propietarios no la habían reformado en 20 años.
Tras la primera inspección supe enseguida cómo sacarle el máximo potencial a esta pequeña habitación. El punto fuerte: la cantidad de luz natural que entraba por la ventana. Esto fue determinante a la hora de escoger la gama de colores, predominando el blanco como referente, los beiges y el coral como punto de color.
El gran cambio se lo llevó sin lugar a dudas el armario. Para abaratar en coste lo que se hizo fue pintar el marco y los tapajuntas en blanco y se colocó lunas de espejos en la cara frontal de las puertas y cambiar los tiradores por otros más actuales con dibujo de coral en blanco.
Como almacenaje extra se dispuso una cómoda con cajones del mismo modelo que la mesa de noche. Para que no pareciera la clásica de Ikea cambié los tiradores por unos redondos de nácar. Estos al igual que los del armario se adquirieron en Zara Home.
Un papel pintado con dibujo en forma de hojas de palmera ambienta la estancia.
La cama, coronada por un cabecero de tela con tachuelas en bronce hecho a medida. Utilicé la misma tela para hacer el cubre-canapé.
Para terminar, un plaid en color coral y cojines de diversos colores de la misma gama y que no puede faltar en una cama bien presentada.
En definitiva, un gran cambio de imagen en el que se respira un aire fresco y actual.